"...con la moral y con la fuerza...

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domingo, 20 de diciembre de 2009

COMENTARIO A LAS ELECCIONES DE 2009

Informe político de la Coordinación General de Colectivos del MAPU, 17 de diciembre de 2009



La elección de Presidente entre Frei y Piñera es la oportunidad de escoger entre dos patrones con dos estilos con que pretenden operar la dominación del gran capital sobre la población de Chile.

Los resultados no son novedad. Enríquez-Ominami quitó a Piñera y a Frei un número interesante de votos, lo que lo convierte en una figura interesante, que ambos contendores buscarán halagar y cooptar. Al final, voto a voto, todo volverá a su lugar. La figura de Arrate no aportó mayor apoyo a la centroizquierda y su negociación con la Concertación supone dejar fuera los grandes propósitos de los trabajadores y los pueblos. La ultraderecha no es mayoría absoluta, pero las políticas impopulares de ambos bloques capitalistas, se imponen gracias al consenso entre ellos.

Se mantienen prácticamente las mismas proporciones de 1988 y 1989 entre los dos bloques en disputa. 20 años de elecciones y ejercicio republicano no han significado variar las condiciones sociales y económicas de los más necesitados, no se ha dignificado la vivienda, la salud y la educación, no se ha solucionado el problema de los pueblos originarios depredados y despojados de sus patrimonios material y cultural, no se ha solucionado la problemática ambiental, las riquezas naturales están en peores condiciones que en 1990, al haber sido privatizada el agua y negociado el subsuelo por el mismo Frei que ahora pretende volver al gobierno.

En suma, el país no se ha democratizado, no hay avances en términos de progreso y justicia social.

En cuanto a las elecciones parlamentarias, se demuestra que el sistema está diseñado para excluir a grupos minoritarios. Se mantienen los dos bloques, sólo que uno se ha ampliado con la centroizquierda representada por el PC, pero no hay una mayoría suficiente para reformar la constitución y generar leyes verdaderamente populares que rompan el esquema de desigualdad social.

Los defensores de la Concertación nos seguirán chantajeando para perpetuarse en el gobierno y administrar el régimen de injusticias del capitalismo, en su versión neoliberal. Nos seguirán argumentando que ellos representan a la izquierda, al progreso y al mundo popular, enfrente de un Piñera que nos evoca la barbarie de Pinochet.

No debemos olvidar lo que representa Frei: su conexión con los grandes capitales, su condición de golpista, su gobierno en el que la Concertación terminó de desmantelar la estructura económica del Estado, al traspasar bienes estratégicos estatales a los privados, como fue el caso de las aguas.

No olvidemos que su régimen engañó a los mapuche, a los estudiantes (con un asesinado, Daniel Menco), a los trabajadores. No olvidemos a Pérez Yoma y las casas Copeva. No olvidemos que esto ha seguido bajo los gobiernos de Lagos y Bachelet, con nuevos engaños, escándalos, robos, asesinatos.

Por otro lado Piñera representa lo más siniestro de la ultraderecha y de los golpistas, aunque él aparezca como “liberal” y hasta haya dicho haber apoyado al No en 1988. Aunque Schaulsohn lo haga aparecer como progresista, Piñera se ha puesto a la cabeza de una derecha sin dios ni ley, capaz de cualquier cosa por mantener el dominio del gran capital. Su enriquecimiento durante la dictadura sigue generando polémica, igual que la condición de irremediable vicioso de su hermano Miguel.

Esto es lo que tenemos para elegir. ¿Porqué no escoger a los dos, si dan lo mismo? Hagámosle la raya a los dos, en honor a sus sobrados méritos en que uno no supera al otro.

Nuestra elección será seguir llamando a anular el voto. Por mera dignidad y consecuencia.
Anulemos el voto y marquemos alguna frase o concepto contra el sistema opresor que ambos candidatos representan. Marquemos preferencia por la Asamblea Constituyente, AC; rayemos alguna consigna, pongamos MAPU, MPT.
Expresemos hoy nuestro descontento ante el país de injusticias en que estamos viviendo, a lo que tanto han ayudado Frei y Piñera con su quehacer político y empresarial.
No nos hagamos cómplices con los opresores. Si mañana hay otra masacre, que no haya sido con nuestro voto.

Análisis
No ha cambiado mucho la preferencia política de los habitantes de Chile en los últimos 20 años. Los dos grandes bloques se mantienen casi igual que en 1988, entre dos límites que no se mueven mucho; los cerebros de la Concertación y la ultraderecha no necesitan ni les interesa cambiar esta situación. Los primeros han contado hasta hoy con el voto chantajeado a las clases populares.

Ha desaparecido el centro, ayer expresado por la DC y los radicales. Hoy son todos neoliberales, o sea parte de la derecha capitalista, con un barniz de democracia. La izquierda electoral sigue incipiente, se estancó en su 6% y los renuevos neoliberales como Arrate no le aportan mayor apoyo, sólo han venido a reponer los votos huidos del PC hacia Frei en primera vuelta.

El PC sacó tres de sus candidatos con ayuda de la Concertación y se compromete a cambio a mantener este régimen, pese a las declaraciones engañosas de que serán oposición y pese a condicionar el voto. Esa izquierda ya no puede crecer más, ya no es creíble para nuestros pueblos. El haber salido elegidos los tres dirigentes del PC más vinculados a la cúpula, demuestra que este partido tuvo candidatos de primera y de segunda clase. Muy pocos saben que hubo otros candidatos del PC a lo largo del país, a los que no se dio el mismo tratamiento mediático y financiero que a los representantes principales.

De doce millones que tienen edad para votar, sólo siete concurrieron, un millón no asistió y cuatro no se inscriben. Esa es la representatividad del gobierno chileno y del parlamento elegido ayer.

Cada vez hay menos personas que elijen por principios y por un programa. Los medios de comunicación social, la farándula, la imagen técnicamente construida por empresas asesoras, crean realidades que no son tales. A la vez, “todo lo sólido se desvanece en el aire” ante el poder del dinero.

Nuestro espacio: la izquierda, el MPT.

Nosotros representamos un colectivo que actúa por valores. Que propone un voto ético, que no se hace cómplice de los crímenes, de las injusticias, de la corrupción del régimen neoliberal. Hoy marcamos la diferencia con el pragmatismo de los que vendieron el voto por unos empleos fiscales o por la aprobación de un proyecto.

Para nosotros, el MPT es una agrupación de organizaciones que va a crecer, que se va a hacer confiable, cuando nos comprometamos en la lucha del mundo laboral, estudiantil, poblacional; en los pueblos originarios, en la familia proletaria, en la dignificación de la mujer, en la educación popular a nuestros hijos e hijas.

El MPT tiene dónde crecer, es la verdadera izquierda, porque ésta no puede ser tal si está aliada con la Concertación. Las derechas no tienen de dónde sacar más apoyo popular: ya no se superan, sólo se pueden anular entre sí. La izquierda se está refundando, lentamente, a medida que avanzan la crisis coyuntural y la gran crisis moral y valórica del capitalismo. En ese proceso de reconstrucción estamos nosotros.

El desafío histórico, hoy.

Nuestro desafío histórico es constituir y refundar una izquierda, no en torno a reproducir este sistema, sino en torno a los valores de las transformaciones revolucionarias de todos los tiempos y lugares, en torno al eje de la construcción y ejercicio del Poder Popular. En torno a los intereses de la clase proletaria y de los pueblos.

Un partido, un movimiento revolucionario no sólo debe orientar el voto. Debe ser constructor de una alternativa, de un proyecto histórico, de un quehacer diario, de una forma de vida.

No pretendemos “bajar la línea” verticalmente. El pensamiento y acción de un partido debe ser creación colectiva. El sólo hecho de plantearlo así, valida la necesidad de tener un instrumento político y marca la diferencia con otros modelos de partido impositivo, vertical, patriarcal.

No queremos un partido burocrático, rígido, sectario. Proponemos en cambio la construcción colectiva, sin olvidar ni defraudar nuestro compromiso por los cambios revolucionarios, por los que seguiremos luchando.

Lo que proponemos hoy, es sumarnos a esta construcción que significa luchar por los derechos de pueblos y trabajadores, crear una nueva cultura, un nuevo paradigma de convivencia humana, una nueva escala de valores. Y esto se hace ahora y siempre: no sólo en época de elecciones. Se hace sin necesidad de tener una cuota en el gobierno, es poder popular, es creación heroica, es nombrar, soñar y construir otro mundo, es moldear el hombre nuevo y la mujer nueva.
MOVIMIENTO DE ACCION POPULAR UNITARIA - MAPU

DOCUMENTO DEL MPT

ELECCIONES 2009: EN CHILE PERDIERON LOS TRABAJADORES Y LOS PUEBLOS


1. En las elecciones presidenciales y parlamentarias del 13 de diciembre, de los más de 12 millones de chilenos y chilenas de más de 18 años, y, por tanto, habilitados para votar, sólo lo hicieron 6.539.570 de personas. Más de 8 millones están inscritos en los registros electorales, pero mucho más de un millón simplemente no acudieron a sus mesas de votación respectivas. 200 mil personas anularon el voto y más de 80 mil dejaron el sufragio en blanco. Es decir, un 47 % de los potenciales electores en edad de votar no lo hizo. La crisis de representatividad de la actual democracia tutelada que administra el país desde hace 20 años es un hecho incuestionable.
En el Chile actual, la concentración de la propiedad, por un lado, y la desigualdad en todos los planos, por otro, son los resultados que mejor caracterizan a los gobiernos de la Concertación. Ello se observa a través de la falta de oportunidades de la juventud popular, el incremento de la delincuencia y la drogadicción; el desempleo e inestabilidad laboral; en la pésima educación y salud dividida por capacidad de pago y sometida a la lógica mercantil del lucro. En suma, el país no se ha democratizado, y no hay avances en términos de progreso y justicia social.

2. El padrón electoral chileno no sólo está envejecido, sino que notifica invariablemente las relaciones de fuerza electoral originadas en los resultados del plebiscito de 1988, donde ganó el No contra la continuidad del pinochetismo.

3. Para nadie resultan desconocidas las distintas “almas” y tendencias que existen al interior de la Concertación. Hasta la victoria electoral de Bachelet lograron mantenerse atadas. Sin embargo, en las últimas elecciones se expresaron orgánica y diferenciadamente a través de tres candidatos provenientes de sus filas. Es altamente probable que los privilegios del poder los reúna en torno al candidato Eduardo Frei Ruiz Tagle, por medio de concesiones en la repartición de cargos y aspectos programáticos. Por lo menos tendrá que irse el presidente actual del Partido Socialista Camilo Escalona; e integrarse aspectos de la agenda social liberal del candidato Marco Enríquez-Ominami. La dirección del Partido Comunista ya obtuvo lo que buscaba: contar con presencia en el parlamento con los votos de la Concertación en tres distritos. En este sentido, en ningún caso se destruye el sistema binominal consagrado en la Constitución de la dictadura militar de 1980. Sólo ocurre que la Concertación se extiende moderadamente hacia la izquierda tradicional.

4. En la segunda vuelta del 17 de enero de 2010, los electores deberán enfrentar, en rigor, la disyuntiva entre la vieja derecha y la nueva derecha concertacionista, capitaneada por la Democracia Cristiana y ampliada hasta la dirección del Partido Comunista. Ambas fracciones del bloque en el poder –Alianza por Chile y Concertación- actúan como la casta política administradora de la estrategia imperialista y el capitalismo más salvaje. Lo cierto es que, bajo estas circunstancias, los grandes perdedores fueron los intereses de los trabajadores y los pueblos.

5. Más allá de los resultados electorales, de golpe, Chile se ha quedado sin la oposición política de una izquierda que presente una alternativa genuina y no capitalista para las grandes mayorías. Por tanto, esa oposición de izquierda hay que construirla con ímpetu, claridad programática, tácticas simbólicas y mediáticas que den cuenta del sentido común del pueblo trabajador. Al respecto, la renacionalización del cobre, la banca y los recursos naturales, la industrialización urgente, la defensa consecuente del medioambiente y la destrucción de toda forma de discriminación (de género, pueblos originarios, comportamiento sexual, migrantes) y creciente protagonismo popular en los destinos históricos del país son materiales centrales para enfrentar el período desde la izquierda anticapitalista frente a la hegemonía de las clases dominantes, la cultura de la resignación, los patrones y el miedo.

6. Que quede claro: en términos estratégicos, los tres candidatos provenientes de la Concertación representan el mantenimiento transitorio del actual estado de cosas, al igual que el candidato de la derecha tradicional, Sebastián Piñera. Desde abajo, las diferencias corresponden a matices que jamás tocan las estructuras de poder y clase que sostienen la desigualdad más oprobiosa, la explotación y la opresión. El candidato Arrate fue el facilitador para la ampliación de la Concertación hacia la dirección del Partido Comunista con la pretensión de consolidar las actuales formas de dominación y “gobernabilidad”; ME-O capitalizó el descontento generacional ante la vejez de las camarillas de los partidos políticos en el Ejecutivo desde hace 20 años, sin cuestionar sustantivamente su proyecto antipopular; y Frei garantizó la continuidad concertacionista. Nada ha variado considerablemente. Sin movimiento popular articulado, en lucha y conducción política emancipadora, el cuadro general permanecerá relativamente intacto. De allí emanan las tareas y las políticas de la izquierda anticapitalista en Chile. Con el llamado al Voto Nulo, el Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores intenta aportar de manera significativa a la formación de un nuevo bloque de izquierda, propositivo programática y políticamente, y opositora al puñado de poderosos que hegemoniza las relaciones sociales descompensadas en el país a favor de los pocos privilegiados que mandan y sus representantes políticos aparentemente “distintos”.

7. El socialismo anticapitalista existente en Chile está mandatado política y éticamente a intensificar su actuación unitaria, su ampliación, su mensaje y sus luchas profusamente desde y con los trabajadores y los pueblos. No hay otra elección posible para las mujeres y los hombres dignos del país que buscan la edificación de una sociedad de iguales y libres.


MOVIMIENTO DE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES
MPT – CHILE

Diciembre 14 de 2009

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